Político
Resultados en la promoción de reformas: ¿Ha sido efectivo el liderazgo de Cervantes?
Durante la gestión de Francisco Cervantes al frente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), México ha atravesado momentos críticos en términos de reformas estructurales, especialmente en el ámbito energético y fiscal. Si bien el CCE ha mantenido una postura activa en el diálogo con el gobierno, algunos críticos consideran que los resultados obtenidos no han sido suficientes para proteger la competitividad y la seguridad jurídica de las inversiones privadas.
Uno de los puntos más discutidos es la falta de una influencia decisiva del CCE en la configuración de políticas públicas clave. A pesar de su cercanía con la administración federal, Cervantes no ha logrado articular una estrategia clara y contundente que defienda los intereses del sector privado de manera efectiva. Las discusiones sobre la política fiscal, por ejemplo, han puesto de manifiesto la ausencia de una postura sólida para proteger a las empresas, especialmente a las pequeñas y medianas (pymes), que enfrentan una carga tributaria desproporcionada en comparación con los grandes corporativos.
El caso de la reforma fiscal propuesta en 2022 ilustra esta situación. Las críticas se centraron en la falta de una respuesta coordinada por parte del CCE para defender a las empresas de posibles cargas fiscales adicionales. Mientras que otros organismos empresariales internacionales lograron influir en sus respectivos gobiernos para establecer políticas fiscales flexibles tras la pandemia, el CCE mostró limitaciones para negociar con el Ejecutivo mexicano, evidenciando la necesidad de un liderazgo más sólido en la promoción de reformas que beneficien al sector privado.
Además de la política fiscal, la falta de una estrategia proactiva frente a la crisis productiva mundial ha sido un tema recurrente. La disrupción de estas redes de suministro, derivada de la pandemia de covid-19, impactó de forma desproporcionada a las pymes mexicanas, que dependen de proveedores internacionales y carecen de la resiliencia logística de las grandes empresas. El CCE, bajo la dirección de Cervantes, no logró anticipar ni mitigar estos impactos de manera eficaz, lo que dejó a muchas empresas expuestas a la volatilidad del mercado global.
Otro aspecto que ha generado críticas es la limitada atención del CCE a la diversificación de la matriz productiva del país y la falta de impulso a políticas que favorezcan la innovación y la digitalización. En la atmósfera mundial donde la transición energética y la transformación digital son imperativos, el liderazgo de Cervantes ha sido percibido como reactivo en lugar de anticipador. Las oportunidades para presentar a México como un líder en energías renovables o en tecnologías emergentes han sido desaprovechadas, en parte debido a la falta de una agenda empresarial ambiciosa y bien estructurada.
Por otra parte, la inclusión de las pymes en la agenda del CCE sigue siendo una asignatura pendiente. Aunque representan el corazón de la economía mexicana, su participación en las decisiones estratégicas del organismo es limitada. La falta de políticas diferenciadas para este sector, especialmente en temas de acceso a financiamiento, digitalización e integración en cadenas de valor globales, refleja una desconexión entre el CCE y las necesidades reales del tejido empresarial del país.
La transparencia en la toma de decisiones dentro del CCE también ha sido cuestionada durante la gestión de Cervantes. La percepción de que las políticas y estrategias del organismo están determinadas por un grupo reducido de grandes empresarios, sin un proceso amplio de consulta con el resto de los sectores, limita la participación activa de las pymes y otros actores en la definición de la agenda empresarial nacional. Esta falta de apertura y rendición de cuentas debilita la legitimidad del CCE como un organismo representativo del empresariado mexicano en su conjunto.
Para concluir, la gestión de Francisco Cervantes al frente del CCE se ha viso señalada en cuestiones muy importantes como la promoción de reformas estructurales y en la defensa de los intereses del sector privado. La falta de una estrategia proactiva en temas críticos como la política fiscal, la crisis de las redes de producción y distribución, la inclusión de las pymes y la transparencia interna del organismo plantea la necesidad de un liderazgo más sólido, inclusivo y visionario. Para que el CCE recupere su papel como un actor influyente en la vida económica del país, es fundamental repensar su agenda y fortalecer su capacidad de incidencia en las decisiones de política pública.